TALLER GRADO SÉPTIMO
HIPERHISTORIAS. Lea el cuento el gigante egoísta y proponga
tres soluciones diferentes de las
planteadas por el autor del cuento.
EL GIGANTE EGOÍSTA
Todas las tardes, al salir de la escuela, los niños jugaban en el jardín de un gran castillo deshabitado. Se revolcaban por la hierba, se escondían tras los arbustos repletos de flores y trepaban a los árboles que cobijaban a muchos pájaros cantores. Allí eran muy felices.
Una tarde, estaban jugando al escondite cuando oyeron una voz muy fuerte.
-¿Qué hacéis en mi jardín?Temblando de miedo, los niños espiaban desde sus escondites, desde donde vieron a un gigante muy enfadado. Había decidido volver a casa después de vivir con su amigo el ogro durante siete años.
-He vuelto a mi castillo para tener un poco de paz y de tranquilidad -dijo con voz de trueno-. No quiero oír a niños revoltosos. ¡Fuera de mi jardín! ¡Y que no se os ocurra volver!
Los niños huyeron lo más rápido que pudieron.
-Este jardín es mío y de nadie más -mascullaba el gigante-. Me aseguraré de que nadie más lo use.
Muy pronto lo tuvo rodeado de un muro muy alto lleno de pinchos.
En la gran puerta de hierro que daba entrada al jardín el gigante colgó un cartel que decía “PROPIEDAD PRIVADA. Prohibido el paso”. . Todos los días los niños asomaban su rostro por entre las rejas de la verja para contemplar el jardín que tanto echaban de menos. Luego, tristes, se alejaban para ir a jugar a un camino polvoriento. Cuando llegó el invierno, la nieve cubrió el suelo con una espesa capa blanca y la escarcha pintó de plata los árboles. El viento del norte silbaba alrededor del castillo del gigante y el granizo golpeaba los cristales.
-¡Cómo deseo que llegue la primavera! -suspiró acurrucado junto al fuego.
Por fin, la primavera llegó. La nieve y la escarcha desaparecieron y las flores tiñeron de colores la tierra. Los árboles se llenaron de brotes y los pájaros esparcieron sus canciones por los campos, excepto en el jardín del gigante. Allí la nieve y la escarcha seguían helando las ramas desnudas de los árboles.
-La primavera no ha querido venir a mi jardín -se lamentaba una y otra vez el gigante- Mi jardín es un desierto, triste y frío.
Una mañana, el gigante se quedó en cama, triste y abatido. Con sorpresa oyó el canto de un mirlo. Corrió a la ventana y se llenó de alegría. La nieve y la escarcha se habían ido, y todos los árboles aparecían llenos de flores.
En cada árbol se hallaba subido un niño. Habían entrado al jardín por un agujero del muro y la primavera los había seguido. Un solo niño no había conseguido subir a ningún árbol y lloraba amargamente porque era demasiado pequeño y no llegaba ni siquiera a la rama más baja del árbol más pequeño.
El gigante sintió compasión por el niño.
-¡Qué egoísta he sido! Ahora comprendo por qué la primavera no quería venir a mi jardín. Derribaré el muro y lo convertiré en un parque para disfrute de los niños. Pero antes debo ayudar a ese pequeño a subir al árbol.
El gigante bajó las escaleras y entró en su jardín, pero cuando los niños lo vieron se asustaron tanto que volvieron a escaparse. Sólo quedó el pequeño, que tenía los ojos llenos de lágrimas y no pudo ver acercarse al gigante. Mientras el invierno volvía al jardín, el gigante tomó al niño en brazos.
-No llores -murmuró con dulzura, colocando al pequeño en el árbol más próximo.
Finales propuestos por el autor. Elabora uno nuevo.
1. Los niños al verlo caído dentro del
jardín deciden ir en busca de una bella gigante para que lo reviva con el beso
del amor.
2.
El gigante se convierte en un ser
malévolo y no permite que ningún niño se
acerque a su jardín y de castigo el invierno lo ataca y queda congelado.
3. El gigante no muere si no que al encontrar su
primer amiguito, el niño, le da una pócima para la eterna juventud y desde ahí
queda como el guardián del jardín de los niños. Y colorín colorado este cuento
se ha acabado.
OTRO DESENLACE
Era un día soleado, donde al amanecer
se fundía entre la hierba y los pájaros hacían retumbar su murmullo. Es así que la nostalgia invadía todo su
cuerpo, sin desmembrar su pensamiento,
Pero ¿por que en un día tan hermoso el Gigante se sentía aturdido?,
aunque la gente solo criticaba su frialdad, su déspota e inconsciente alma,
nunca nadie se había preguntado por que la aprensión hacia los niños. Acaso
ellos nos son el iniciar de nuestras vidas, que lo motivaba a esto, y ¿por que
lo veíamos tan triste?
En su mirada solo reflejaba una gran desconsuelo y
mas cuando observaba ese ardiente sol, que lo llevaba a evocar ese gran día, que su sonrisa se desvaneció. Por
andar visitando a su amigo el ogro, como era su costumbre todos los años al
llegar el verano. Pero ¡oh¡ sorpresa al llegar a su casa y encontrar un tumulto
de gente, la policía, los bomberos y ese gran humo que desvanecía la casa.
Es así, que su primera reacción fue
salir corriendo para saber que había pasado, pero, al entrar lo recibió esa
mirada de angustia de ese medico que
solo le suspiraba tragedia y dolor. El doctor al pronunciar sus primeras
palabras; mi sentido pésame, no pude hacer nada, cuando llegue el castillo
estaba prendido en llamas y su esposa tenia abrazada a su pequeña hija pero,
desafortunadamente ya estaban calcinadas, el gigante al procesar la información
no lo creyó y en un dos por tres, se desvaneció.
Sus días se volvieron un calvario, ya
no salía sólo quería desvanecer su cuerpo con el de su familia. De ahí, que no
dejaba que nadie se le acercara al jardín, pero al ver al pequeño niño, todo
indefenso se acordó de su hija y al sentir ese beso de un extraño, despertó mágicamente,
ese amor que había perdido.
Juguemos a construir hiperhistorias Lea el cuento los tres cerditos y busque a
través de internet ilustraciones con las cuáles pueda presentar la estructura
narrativa del cuento, sólo puede emplear imágenes.
FIN...
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